viernes, 19 de diciembre de 2014

FELICEM NATIVITATEM ET FELICEM ANNUM NOVUM 2015 VOBIS OMNIBUS EXOPTO

Que las cosas que nos importan y las que son importantes sigan estando presentes en nuestras vidas. Mis mejores deseos para este nuevo año a tod@s mis alumn@s y demás personas que se asomen a este blog.


EGO
FELICEM
NATIVITATEM
ET FELICEM ANNUM
NOVUM VOBIS OMNIBUS
EXOPTO.   LAETITIA, FORTUNA,
SALUS  ET  FELICITAS   SINT  VOBIS
ET FAMILIAE VESTRAE. ACCIPITE ANNUM
NOVUM CUM BLANDO RISU. BLANDUM RISUM
MEAQUE
MELIORA
DESIDERIA
VOBIS 
MITTO
EGO

  ¡¡¡FELICIA SATURNALIA !!!!
Aprovecho la felicitación navideña que os brindo para que conozcáis en qué consistían las SATURNALIA, fiestas romanas muy parecidas en muchos de sus aspectos a las fiestas navideñas (a excepción clara del acontecimiento religioso que las navidades protagonizan en la cultura occidental). Estas fiestas se celebraban en la segunda quincena del mes de diciembre, y aunque comenzaron con un solo día festivo terminaron por alargarse hasta una semana. Abarcaban las fechas, más o menos, desde el 17 al 23 de diciembre, siendo el 21 de diciembre el solsticio de invierno en el hemisferio norte, o sea el día más corto y a partir del cual el invierno empieza a retroceder.

Las Saturnalia eran unas fiestas en honor al dios Saturno, dios de la agricultura y las cosechas.
Comenzaban con un sacrificio en el templo de Saturno en el foro, donde estaba depositado el erario o tesoro público guardado por los cuestores. Allí se liberaba a la estatua del dios de la cinta de lana que rodeaba su pedestal para impedirle que abandonara Roma. Una vez se celebraba el sacrificio al dios Saturno se continuaba la celebración con un banquete público de libre asistencia a todo el pueblo.

El año se cerraba así, con unas festividades llenas de alegría, paz y felicidad, pues con estas conmemoraciones se despedía el año saliente y se celebraba la llegada del nuevo año, un nuevo comienzo.

Esta fiesta rememoraba la Edad de Oro de la Humanidad en la que Saturno gobernaba y en la que no existían las diferencias sociales, no era preciso trabajar para vivir, reinaba la paz y siempre había comida sin necesidad de tener que ganársela.

Todo el mundo tenía acceso a la fiesta, por lo que, para que todo el pueblo pudiera participar de las conmemoraciones, se paralizaban las actividades de la ciudad. Se cerraban los comercios, las escuelas y los tribunales. Además se otorgaba la libertad a los presos y se suspendían las ejecuciones de los condenados a muerte.

La fiesta dentro del ámbito familiar se caracterizaba por el intercambio de regalos. A los hijos se les solía regalar muñecos (sigilla) y velas a los amigos (cerei). En estas fechas las familias se reunían y celebraban juntos estas fiestas participando de abundantes comidas y generoso vino. Entre los alimentos no podía faltar un dulce especial hecho de miel y frutos secos que guardaba en su interior un obsequio que no era otra cosa que un haba seca. El ritual “condenaba” al que encontrara el haba a ser coronado como princeps Saturnalicius, quien tenía el privilegio de ser obedecido en todo, sus órdenes debían ser cumplidas.

La gente vestía con sus mejores galas para asistir a los banquetes, dejaban de lado sus togas cotidianas para ataviarse con los trajes festivos (synthesis).

Las calles estaban llenas de gente deambulando por ellas y estaba permitido jugar y apostar en público. Además se llevaban a cabo sorteos de lotería que llenaban de ilusión y felicidad a los ciudadanos. Los espectáculos por excelencia de estas fiestas eran los combates de gladiadores celebrados en los anfiteatros.

Los esclavos participaban plenamente de esta fiesta. Los esclavos, que coronaban sus cabezas con unos gorros llamados Pileus, con forma cónica, símbolo de su libertad momentánea, eran liberados de sus tareas cotidianas y se intercambiaban los roles sociales, pues los esclavos eran servidos por sus amos, e incluso podían injuriarlos, sin ser castigados. También se les permitía desempeñar cargos del Estado.

En el segundo día de las Saturnalia se celebraba un carnaval, preludio de lo que serán nuestros actuales carnavales, que se celebran un poco más tarde que en época romana.

Como veis, hay muchos elementos de las Saturnalia que podemos identificar en nuestras fiestas navideñas: reuniones familiares, intercambio de regalos, bullicio en las calles, celebración del sorteo de lotería, cierto rito religioso, cenas copiosas y muy familiares, pasteles o dulces típicos, algunos de los cuales esconden sorpresas, vestimenta festiva…, y dejamos fuera el elemento carnavalesco que nosotros celebramos dos meses más tarde y en el que recogeríamos esa tradición de intercambio social de papeles.

Podéis asomaros a este enlace para vivir la fiesta Saturnalia y disfrutar de ella.

Yo, ya simplemente os digo BONA ET FELICIA SATURNALIA
Et Annus Novus melior vobis et ómnibus sit quam Annus Vetus.

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