Me llegó tu carta dos semanas después de mi marcha de Roma. Te felicito por el éxito de tu fiesta. Me han contado Octavia y Antonia, (y ya sabes lo quisquillosas que son nuestras dos amigas) que la fiesta que organizaste fue espléndida, exquisita, extraordinaria, insuperable. Tanto es así que no me dejas otra alternativa que pedirte, no, pedirte no, rogarte que, por favor, organices otro evento como aquel en las kalendas de Enero. Mi familia y yo viajaremos a Roma en esas fechas. Te llevaré un manjar exquisito que he probado aquí en Corduba, y que se hace a base de tomate triturado y aceite de oliva virgen. Seguro que agradará extraordinariamente a tus invitados y los sorprenderá enormemente. Gracias por tu descripción tan detallada de la fiesta. Cerraba los ojos mientras recordaba mentalmente tus palabras adentrándome en cada rincón de tu casa. He leído tantas veces tu carta que podría recitártela de memoria. Voy a hacerlo. Dices así:
CARTA 1
Cuánto lamento tu ausencia, pero comprendo
perfectamente que no quisieras perderte ese momento tan importante para tu
padre, felicítale de mi parte.
En cuanto a la fiesta, todo salió
de maravilla, voy a ir cubiculum por cubiculum, como me pediste:
Nada más entrar por el vestíbulum,
pasabas al atrium que estaba decorado con coronas de flores y dos de mis
esclavas daban la bienvenida entregando
unos hojaldres rellenos, para que no se
hiciera larga la espera de la comida. Si te ibas hacia la culina, se podía
apreciar el maravilloso olor del cochinillo cocinado en vino y el paté de
olivas que se servirían más tarde.
El peristilo, que como bien
sabes, es mi lugar preferido, estaba precioso, las tres fuentes tenían a su
alrededor cientos de mis flores favoritas, además, hacía un sol estupendo, por
lo que la mayor parte de la fiesta la pasamos allí. El triclinium también
estaba bien preparado, los invitados se iban acomodando según llegaban, Octavia
se fue directa allí, ya sabes lo comilona que es. En el tablinum estuvieron
hablando un buen rato Claudia y Marcus, a saber que se traen entre manos esos
dos…
Mi cubiculum y los de mi familia
no los utilizamos, como no hacía frío pensamos que no serían necesarios. Solo
me falta el letrinae, mandé que se pusieran distintos juegos, sobre todo para
Lucius, que le encanta pasar allí el rato, dice que cuando la gente hace sus
necesidades es cuando sueltan prenda de todos los cotilleos.
Todos iban muy elegantes, las
mujeres llevaban bonitas estolas con distintos bordados cada una y encima la
palla que se quitaban nada más entrar, además, tenían brazaletes y el pelo
recogido en trenzas que se sujetaban con horquillas. Los hombres llevaban
túnicas de caballero y calceus.
Espero verte en la próxima
fiesta, todos notamos tu ausencia.
Saludos de tu amiga que te quiere,
Marina Antón González
4ESOºB
CARTA 2
Querida amiga:
Te voy a
contar como fue la fiesta, fue genial y vino mucha gente, que pena que no hayas
podido venir con nosotras.
Cuando
llegaron los últimos invitados al vestibulum, todos estábamos ya en el atrium y
algunos ayudando en la culina aunque algunos estaban paseando por el peristilo.
Todas
las mujeres iban guapísimas, algunas llevaban túnicas verdes com una palla por
encima, otras prefirieron ponerse sus stolas. Los hombres llevaban todos
túnicas con una banda morada decorativa por encima algunos llevaban un sagum y
otros sus paludamentums. Casi todos llevaban unas soleas preciosas. Las mujeres
llevaban unos peinados muy elaborados y los hombres tenían el pelo tintado. Respecto
a los adornos, llevaban pendientes, brazaletes y algunas abanicos, los hombres
en cambio, tan solo algunos llevaban anillos como adornos.
Para
comer prepararon muchas cosas, lentejas com castañas, paté de olivas, diversos
tipos de quesos como el fresco con hierbas o con nueces, cochinillo asado pero
lo que sin duda triunfó fueron los postres, hicieron dulces caseros de muchos
tipos ¡todos estaban buenísimos!
Espero
verte pronto y disfrutar de otra fiesta contigo.
Saludos,
Susana García Ranera 4ESOC
CARTA 3
Muy estimada amiga mía:
Muy estimada amiga mía:
Comprendo que no te podías perder una ocasión como esa. No
todos los días nombran procónsul a tu padre; incluso a mí me habría gustado ir.
La fiesta, para variar, estuvo muy bien. No lo digo solo porque la organizase
yo. A continuación, tal como me pediste, te contaré detalladamente todo lo que
pasó en la fiesta (hubo cosas muy curiosas):
Pues bien, para hacerte una puesta en escena, iré habitación
por habitación. La fiesta empezaba en el vestibulum,
donde dos esclavos vestidos con sus mejores túnicas, sencillas aunque cómodas;
ceñidas por un cinturón, recibían a los invitados y les conducían a la
siguiente parte de la casa. Si bien en el vestibulum
no había mucha decoración y ambiente festivo, decidí darle un toque
especial al atrium. La fiesta, como
sabes, fue por la noche; así que pensé que no estaría mal iluminar el atrium con la mayor cantidad posible de
velas alrededor. Con todas estas velas aprovecharía para poner unas pocas a los
lados del lararium. Era tiempo de
hacer el ritual a los dioses domésticos del pueblo. Estaban sucediendo algunas
catástrofes naturales desde hacía un tiempo, eso ya lo sabrás, y aprovechamos
para rendir culto a los dioses locales con el fin de que la agonía terminase.
Volviendo al tema del atrium, estaba
el impluvium, lleno de velas
flotantes que terminaban de culminar la iluminación del atrium. Luego estaba la culina,
donde se preparaban los manjares más tradicionales para los invitados. Como
aperitivos se sirvieron unas galletas con queso fresco manchego que calaron bastante
bien entre la gente. A estas galletas con queso adornaban condimentos como el
cilantro, el tomillo, el comino y el apio. El plato más especial de la noche
fue el cochinillo asado en vino, cuya salsa de carácter alegre y su pimienta
remataban un cochinillo muy bien cocinado. El punto más decepcionante fue la secunda mensa o postre, para la que se
eligieron unas manzanas asadas con piñones y nueces en su interior. Hubo dos
cosas que no gustaron demasiado del plato: mucha pimienta y excesivo fruto seco
que restaba por completo el sabor dulce de la manzana. En la propia culina había unas pocas velas para que
los esclavos supiesen donde estaban los útiles de cocina. Nuestra domus tiene bastante buenos materiales
de cocina, como cacerolas de piedra. En el tablinum
fue donde se congregaron los senadores con mi padre durante un rato después
de la fiesta para tratar temas como las elecciones próximas. No había pocos
senadores, muchos más de los que tú ya conoces, puesto que los padres de
Octavia, Claudia y Antonia lo son. Llevaban su habitual toga candida, acompañada de su túnica de lana
que les abrigaba bien.
En el triclinium se
desarrolló la mayor parte de la fiesta. La comida la tomaban los propios
comensales del atrium y la llevaban a los triclinium,
ya que en nuestra casa hay varios. Las velas de esta habitación se encontraban
en el centro de la mesa, para encontrar la comida, y en los extremos de la
sala, para apreciar los mosaicos de las paredes (nuestro valorado arte griego,
ya sabes). Los cubiculum ni siquiera
fueron visitados, nadie necesitó pasar allí dentro.
Lo que más se usó fueron posiblemente las letrinae, que como peculiaridad tenían
colocada una vela por cada letrina. Lo más curioso debió ser el momento de
coger la esponja para limpiarse uno en medio de la oscuridad: me les imagino
palpando por todos los lugares hasta encontrarla...
La fiesta murió en el perystilum,
donde encendimos una fogata en uno de los pocos espacios que no estaba ocupado
por flores o plantas. Es verdad que alguna planta se llegó a quemar un poco,
pero la fogata estuvo increíble. Daba calorcito y nos ahorraba el tema de las
velas en al menos un lugar de la domus.
Ese fue el momento indicado para el arte. Alrededor del fuego, unas bellas
muchachas comenzaron a danzar para diversión de los hombres, y se interpretaron
poemas y mitos bellísimos acompañados por música de trompetas (las que se
utilizan para llamar a los soldados).
Ah, y me pediste que te contara los secretillos de la culina, pues bien, tengo que confesar
que no hubo demasiado cotilleo. Se rumoreó por encima una posible boda entre
Antonia, la hermana de Octavia, y Tito, lo que a mí me parecería estupendo,
porque las dos familias se conocen y se respetan perfectamente. Así que, todo
se verá.
Siento mucho que no hayas podido venir; se notó tu ausencia.
La próxima fiesta será en casa de Antonia, así que ya me contarás como fue el
nombramiento de tu padre, y ya nos enteraremos de lo que pasa entre Antonia y
Tito... Saludos.
MARCOS CASADO 4ªESOB
CARTA 4
CARTA 4
Buenos días estimada Claudia, me encontraba tomando el
almuerzo que prepararon mis esclavas cuando me dispuse a abrir el correo y leer
tu mensaje. Tal y como me rogaste voy a contarte con todo detalle cómo fue la
fiesta a la que no pudiste acudir muy a mi pesar y al tuyo.
Empezaré a contarte la disposición y organización de la domus
para dicho evento.
El recorrido comenzaba desde la ianua, y como ese día habría
más que suficientes invitados y no quería ningún tipo de altercado coloqué a
dos porteros en vez de a uno solo. Después llegábamos al vestibulum donde las
siervas colocaron cientos de flores y guirnaldas de colores llamativos
ordenadas una a una hasta llegar a la parte estrella, nuestro inmenso atrium,
en el cual hará un mes que colocamos el impluvium para ahorrar gastos y tiempo.
Antes de pasar de nuevo al interior de la domus todos rezamos a los dioses
lares, incluso Carolus, y ya sabes lo
que le gusta destacar entre las multitudes con sus absurdos ideales... Tras
pasar el tablinium y el peristylum influenciado por la cultura griega, nos
dispusimos a sentarnos y gozar de la velada y la cena servida por nuestros servi en el triclinium, en el cual colocamos unos
cuantos klines de color pastel para mayor comodidad de nuestros invitados (una
extravagancia de otra cultura que ya te mostraré cuando te vea). Al marcharse todo el mundo y después de una larga
jornada de preparación solo cabe decir que fuimos al cubiculum volando.
Las vestimentas fueron muy acertadas unas, muy equivocadas otras… Las mujeres optaron por túnicas de seda
decoradas con tachuelas y perlas de diferentes colores, los trabajadores aún
llevando un mero subligar se sentaron a la cena con nosotros, ya sabes que
tampoco me gusta ser demasiado mandona ni severa, ¡todo el mundo tiene derecho
a una fiesta como la de aquel día! Por la noche empezó a refrescar por lo que
los hombres optaron por llevar una paenula o alguna toga de un material fuerte.
Y dejando las formalidades de lado... No te imaginas quién
preguntó por ti aquella noche, nada más y nada menos que el ecuestre que
conociste en verano, creo que estaba bastante interesado en conocerte más a
fondo.
Me reservo algunas cosas para cuando te vea que espero sea
pronto.
Tu amiga,
LUNEL CABALLERO CABALLERO 4ºESO C
CARTA 5
Querida Julieta ,
Como ya te prometí, te
envío esta carta detallándote todo lo que aconteció en la fiesta.
Para empezar, te concreto
que la hice en mi casa cerca de Pompeya, a los pies del Vesubio y sus vistas maravillosas. Fue el atractivo
principal para que asistiera tanta gente.
Claudia, Antonia y
Octavia al principio se sentían desorientadas, pues una gran fiesta no es lo
mismo sin ti. Pero nos dijimos que si seguíamos así de aburridas nos amargaríamos
la tarde y la noche, así que decidimos ir a saludar a todos los invitados uno
por uno.
Uno de los requisitos de
la fiesta era ir vestido inspirado en el antiguo Egipto, con lo cual todos los
asistentes llevaban sus mejores túnicas, a excepción de las asistentes casadas,
que llevaban su stola. En el calzado, lo requerido eran unas simples sandalias,
para ir elegantes pero sin extravagancias. Pero lo que realmente diferenciaba a
cada invitado de los demás es cómo llevaba decorada la cara, pues los egipcios
eran muy detallistas en este aspecto.
En fin, hubo propuestas
muy interesantes y elegantes de vestidos, pero lo que resaltó por encima de
todo fue el gran banquete que tuvo lugar a las ocho y cuarto, durante la puesta
de sol. En la culina había trabajando unas doce esclavas que nos hicieron una
de las mejores comidas que he tomado en años: para empezar se sirvieron unos
aperitivos exquisitos, entre otros unas pequeñas rebanadas de pan con paté de
olivas, traído de el norte de la Península. Después ya vino el plato fuerte:
cochinillo o lechón asado, a gusto de cada uno.¡ Por todos los dioses, qué bueno estaba!
Al finalizar el banquete había
diversas opciones en varios cubiculum de la casa: en la sala de grandes puertas
que se abren al peristylum, se celebró el baile. La verdad es que esta sala
tuvo muchísimo éxito, pues muchas de las parejas de este mes, se conocieron
allí. Y te contaré más del tema cuando te vea. En el otro cubiculum grande, se
celebró la lectura de poemas; esta vez también se daba la oportunidad de leer
poemas en otros idiomas para los asistentes que eran extranjeros, pues fue una
idea atrayente para muchos invitados.
La última opción para la
noche era la reunión en el pequeño estanque situado en el centro del jardín,
decorado con ramos de flores de colores y clases de bailes famosos en las
fiestas. Para mí esto fue lo mejor de la noche, además, ¡las que lo enseñamos
fuimos nosotras cuatro!
En fin, la verdad es que
fue todo genial, no me puedo quejar, aunque de todas formas, nos veremos ponto
y te podré contar absolutamente todo y representarte las escenas más graciosas
en persona...
Espero que hayas pasado
bien en Hispania, es un territorio fantástico por lo que he oído, así que ya me
lo confirmarás, ¡espero!
Un saludo,
Tu gran amiga CRISTINA JIMÉNEZ 4ºESOC
CARTA 6
Querida
amiga;
Siento
muchísimo que no hayas podido asistir a mi fiesta, he de admitir que mi domus
nunca es lo mismo sin tu alegre presencia. Espero que hayas disfrutado del
viaje durante tu ausencia, así como del nombramiento de tu padre. Ya me
contarás todo y con todo tipo de detalles más tarde.
Para
comenzar, yo vestía una maravillosa estola beige hasta los pies que mis siervas
se habían preocupado en adornar con bonitos detalles. Por supuesto, no me
olvidé de la banda color púrpura que, como ya sabes, me gusta tanto. Como
refrescaba un poco, decidí lucir una sedosa y delicada palla que apenas usaba,
pero que ahora, gracias a los numerosos halagos que recibí en la fiesta, usaré
más. También llevaba un armillae dorado, dos inaures a juego con el armillae y
una fibula grisácea colocada en la palla.
Nada más
comenzar la fiesta y tan pronto como empezaron a llegar los invitados, el
vestibulum se llenó de vida. Estaba todo adornado con una tira de flores
colocadas en dirección al atrium. Allí fue donde se concentró el ambiente de la
fiesta, debido a la fluidez de la conversación que ofrecía el espacio gracias
a, ¿por qué no admitirlo?, la fantástica decoración en la que yo misma había
estado trabajando previamente. En la culina apenas se podía entrar del lío y el
trabajo que tenían las siervas. Preparaban canapés una y otra vez, sin un
triste minuto de descanso. Mis nervios de antes de la fiesta, en parte, se debieron
a la duda de si triunfarían o no mis famosos canapés. ¡Y por todos los dioses!
¡Vaya que si triunfaron! Todos los presentes estuvieron encantados y no dejaron
de pedir más. Yo, como muy bien comprenderás, encantada me hallaba.
En el
tablinum se acomodaron aquellos invitados que deseaban entablar una tranquila
conversación. Fue allí donde más me pude fijar en el elegante vestuario que
todos habían decidido lucir aquella fantástica noche.
En el peristylum
se dio lugar al baile, tu momento preferido de toda fiesta. Los músicos eran
maravillosos, querida. ¡Maravillosos, te digo! Nunca he oído nada mejor, algo
más que digno para toda distinguida fiesta.
Y al fin
llegó la esperada lectura de poemas. He de admitir que no fue en gran cantidad,
pero que, sin embargo, aquellos pocos que se leyeron, fueron magníficos. En tu
honor, querida amiga mía, se leyó un maravilloso poema de Safo, de esos que
tanto te apasionan. Entonces también pude cotillear un poquito más las ropas y
vestidos de los invitados. Deslumbrantes, como no se podía esperar menos.
El resto de
la fiesta siguió genial, nada fuera de la línea, pues todo salió tan
inesperadamente bien que nada resaltaba más que nada. Eso sí, unos cuantos invitados
me preguntaron por tu ausencia. No pude más que responderles que tú lo sentías
mucho más que cualquiera, pero que la próxima vez, sin lugar a dudas, serías el
alma de la fiesta, como siempre.
Espero tu
respuesta y, por supuesto, tu tan esperado regreso.
Un grato
saludo, tu fiel amiga.
PAULA VIÑARÁS 4ºESOB
No hay comentarios:
Publicar un comentario